SALMO RESPONSORIAL
Salmo 22 (23):
Respuesta: El Señor es mi pastor, nada me falta.
O bien: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. R.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.
Salmo 24 (25):
Respuesta: A ti, Señor, levanto mi alma.
O bien: Los que esperan en ti, Señor, no quedan defraudados.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones.
Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados. R.
Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
La inocencia y la rectitud me protegerán, porque espero en ti. R.
Salmo 26 (27):
Respuesta: El Señor es mi luz y mi salvación.
O bien: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.
Salmos 41 (42) y 42 (43):
Respuesta: Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío. R.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.
Recuerdo cómo marchaba a la cabeza del grupo
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza. R.
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan
hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.
¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
“Salud de mi rostro, Dios mío.” R.
Salmo 62 (63):
Respuesta: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.
Salmo 102 (103):
Respuesta: El Señor es compasivo y misericordioso.
O bien: El Señor es quien salva a los justos.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.
Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla. R.
Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos. R.
Salmo 114 (116) y 115 (116):
Respuesta: Caminaré en presencia del Señor en el país de la vi-da.
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
El Señor guarda a los sencillos;
estando yo sin fuerzas, me salvó. R.
Tenía fe, aun cuando dije: “¡Qué desgraciado soy!”
Yo decía en mi apuro: “Los hombres son unos mentirosos.” R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo: rompiste mis cadenas. R.
Salmo 121 (122):
Respuesta: ¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”!
O bien: Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.
Desean la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios. R.
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: “La paz contigo.”
Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R.
Salmo 129 (130):
Respuesta: Desde lo hondo a ti grito, Señor.
O bien: Espero en el Señor, espero en su palabra.
Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. R.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. R.
Y él redimirá a Israel de todos su delitos. R.
Salmo 142 (143):
Respuesta: Señor, escucha mi oración.
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti. R.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca. R.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti. R.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana. R.